Hace unos días un estudio astronómico publicado en Nature ha resultado finalmente en una revolución en el campo de la cosmología y de la física en general. En pocas palabras: la fuerza de repulsión de la energía oscura podría no ser constante en el tiempo (una idea por la que muchos identificaron -ahora sabemos que erróneamente- la constante cosmológica de las ecuaciones de la relatividad general de Einstein con dicha energía repulsiva). El resultado experimental apoya de hecho una propuesta que habla sobre que la fuerza con la que actúa la energía oscura crece conforme el Universo "envejece".
Es decir, que la famosa constante cosmológica Λ que se ha venido usando hasta ahora en los estudios cosmológicos (concretamente en el modelo ΛCDM), podría ser reemplazada en las ecuaciones por una función creciente positiva dependiente del tiempo Λ(t) > 0. Y esto tiene (tendrá en cuanto la evidencia sea contrastada con nuevos estudios) consecuencias muy importantes en lo que corresponde al futuro de nuestro Universo. Vamos a verlo:
Hasta ahora, y desde 1999, se pensaba en la energía oscura como una fuente de repulsión de densidad constante en el tiempo. Y a partir de eso, con un poco de álgebra no demasiado complicada de por medio, se llegó en su día a la conclusión de que el destino de nuestro mundo (visible) dependía de la relación entre la densidad de materia(ordinaria y oscura) y la cantidad de energía oscura existente. Pues bien, ya a finales del siglo XX -recordemos, tomando la energía oscura como constante- se midió toda la densidad de materia del Universo, y los cálculos no dejaban lugar a duda: la energía oscura (de "presión" negativa = repulsión) ganaba la batalla a la presión atractiva (positiva) de toda la materia(radiación) existente. Esto supuso comprender que el tejido espacial que separa dicha materia se expande aceleradamente cada vez más y más. Y esto, grosso modo, era así porque a pesar de que la densidad de la energía oscura se pensaba era constante, se sabe que su cantidad crece conforme aumenta el espacio disponible en el Universo, lo cual hace que; dado que la cantidad total de materia (ordinaria y oscura) es siempre la misma desde el Big Bang, la proporción entre presión positiva y negativa cada vez es mayor y por lo tanto el espacio se expande a un ritmo acelerado.
En pocas palabras: que más espacio significa más energía oscura, lo que implica mayor repulsión (presión negativa) del tejido espacial. Pero la atracción de la materia (ordinaria y oscura) viene fijada por las leyes de la conservación (la materia total del Universo no puede aumentar ni disminuir en el tiempo) por lo que, una vez que la cantidad de espacio total (volumen del Universo) supera cierto umbral numérico -cosa que ocurrió hace aproximadamente 5.000 millones de años- la presión negativa supera a la positiva y empieza un proceso de retroalimentación: el espacio disponible aumenta debido a la presión negativa, y ese nuevo espacio generado crea a su vez nueva energía oscura que empuja aún con más fuerza. La presión positiva de este modo va resultando marginal con el tiempo y la expansión del mundo continúa acelerando hasta que toda la materia queda poco a poco separada por un horizonte causal imposible de superar -ni siquiera viajando a la máxima velocidad de la luz-. A esto se lo conocía como la "muerte" térmica del Universo y suponía una trágica agonía que llevaría cientos de miles de billones de años alcanzar.
Pero el estudio que comentamos al inicio del artículo apoya un escenario mucho más brusco y violento. El hecho de que la energía oscura no sea constante (sino una función creciente en el tiempo), implica que la densidad de energía oscura tampoco es constante, lo cual indica que la cantidad de energía oscura no crece linealmente conforme se genera nuevo espacio...¡sino que aumenta de manera exponencial! Es decir, que si antes en cada nuevo milímetro cúbico de espacio generado aparecía una cantidad fija de energía oscura Λ, ahora sabemos que no aparece una cantidad fija sino una cantidad Λ(t) que depende del tiempo (y que de hecho aumenta con la edad del Universo). Esto significa que si, pongamos, en los primeros años del cosmos cada milímetro cúbico de espacio contenía 1 "unidad" de energía oscura, hoy día ese mismo volumen podría contener, por ejemplo; 5 "unidades", y dentro de 1.000 millones de años quizás podría contener 50 "unidades", etc.
¿Qué implica para el modelo cosmológico este nuevo hecho?
Este descubrimiento, de confirmarse, supone que la expansión del tejido espacial en nuestro Universo sigue una doble exponenciación: la primera, conocida desde 1999 y que ya vimos antes, debido a la retroalimentación que supone que cada aumento infinitesimal del espacio implica un aumento automático de energía oscura que cada vez descuadra más y más la proporción entre esta presión negativa (que aumenta en el tiempo) y la presión positiva de la materia (que no puede crecer de ningún modo); y ahora sabemos de una segunda exponenciación debido al hecho de que esta propia retroalimentación no es lineal puesto que la cantidad de presión negativa ganada con cada aumento de volumen también va en aumento con el tiempo. Si al inicio se ganaba 1 "unidad" de energía oscura por cada milímetro cúbico extra, ahora se podría estar ganando 10 veces más por la misma cantidad de volumen añadido, y en un futuro cercano esa cantidad sabemos que iría en aumento.
En pocas palabras: que una vez se ha superado el umbral que permite la retroalimentación de energía oscura -y como ya comentamos antes eso ya ocurrió hace 5.000 millones de años aproximadamente-, con el tiempo cada vez se extiende el espacio más y más siguiendo un crecimiento doblemente exponencial (es decir, una función positiva creciente que supone exponenciar dos veces un factor dependiente del tiempo)...y todo aquel que entienda algo de matemáticas básicas comprende lo que esta afirmación significa:
Big Rip: el desgarramiento del Universo
Ya incluso antes del reciente descubrimiento comentado, la teoría del Big Rip era una propuesta bastante aceptada en la comunidad científica para describir el final de nuestro Universo. Pero tras este descubrimiento parece que el apoyo recibido por esta teoría es casi definitivo. Simplemente esa doble exponenciación para la expansión del tejido espacial no deja mucho margen para las demás alternativas (siendo hoy día la "muerte" térmica un escenario incluso demasiado "optimista"). Vamos a describir brevemente qué es lo que este Gran Desgarramiento supone:
Con el tiempo, nos dicen, las galaxias se separarán entre sí a un ritmo cada vez mayor. Los clusters de galaxias por tanto dejarán de existir. Luego, la gravedad será demasiado débil para mantener integrada a las propias galaxias, las cuales acabarán desgarradas en un mar estrellas aisladas gravitacionalmente unas de las otras. Más tarde los sistemas planetarios perderían su cohesión gravitatoria, y por último, las mismísimas estrellas y planetas se despedazarán. El universo quedará reducido así a un gigantesco conjunto de átomos aislados...pero ahí no habrá acabado todo. Los unión atómica también será destruida en los últimos 10-18 segundos antes del fin del espacio-tiempo, por lo que solo restará radiación. El Universo se convertirá por tanto en un "mar" de partículas subatómicas flotantes que permanecerán para siempre separadas causalmente entre sí. La realidad como la conocemos habrá desaparecido y ningún fenómeno, devenir o movimiento tendrá posibilidad de acontecer (ni siquiera tendrá sentido lógico en esta situación afirmar la existencia física real de nada).
Los físicos defensores de esta hipótesis calcularon que esto ocurriría aproximadamente dentro de 20.000 millones de años...¡pero eso fue antes de conocerse que la constante cosmológica no es constante sino que crece en el tiempo! Este hecho supone por lo tanto que dichos cálculos deberán ser revisados a la baja, por lo que el Big Rip podría tener lugar mucho mucho antes de lo esperado.
Es bastante posible que nuestro Universo no sólo haya pasado ya de la mediana edad (como se suponía hasta ahora tomando esos 20.000 años de "vida" restante), sino que incluso podría ser ya un "anciano" a punto de comenzar su acelerado declive y "muerte". De hecho, los nuevos cálculos van a dependen de la forma de la nueva función Λ(t), y es importante hacer notar (teniendo en cuenta lo que un crecimiento exponencial supone) que si la forma de esta función Λ(t) fuese demasiado pronunciada, el Universo podría tener muy pocos millones de años por delante. Y aunque algunos miles de millones de años para nosotros es mucho, a escalas cosmológicas (e incluso geológicas) esto supone relativamente bastante poco tiempo.
Nota final:
La (por ahora desconocida) función Λ(t) podría llegado el caso tener una forma matemática tal que el Big Rip podría acontecer casi de "sopetón" en el transcurso de pocos siglos. Quizás parezca poco probable pero hoy por hoy nadie puede negarlo. Es la magia de la exponenciación...todo parece que va más o menos como siempre y de repente ¡zas!
Más información aquí: www.space.com/43166-dark-energy-increasing-time-quasars.html
Si alguien nos pregunta qué creemos que es la materia, es evidente que todos tenemos una idea mental más o menos inefable (casi instintiva) sobre cierta variedad de sustancias tangibles que dan soporte a todo el mundo que nos rodea. Puede que venga a nuestra imaginación esa imagen del átomo como una esfera central rodeada por otros cuerpecitos que lo orbitan y, los más informados, podrán reconocer esa sustancia central como el núcleo y los cuerpos que orbitan como electrones. Luego, nos dirán, estos átomos se unen unos a otros mediante potenciales para formar moléculas y éstas conforman luego grandes cuerpos macroscópicos mediante otra posterior unión.
Así pues, una primera respuesta podría ser que la materia es un conjunto de partículas subatómicas indivisibles que conforman átomos, moléculas, y que sustentan grosso modo todo el mundo que nos rodea. O, en otras palabras, que todo objeto material se reduce en último término a estos átomos compuestos por partículas moviéndose por entre un espacio vacío. Huelga decir que la base de esta idea se remonta nada menos que a los primeros pensadores de la filosofía Griega, destacando la propuesta del presocrático Demócrito.
El que esté un poco más formado en este tema podría incluso reconocer que son sólo 3 las partículas que forman todo lo que vemos a nuestro alrededor: en concreto protones y neutrones (conformando el núcleo) y electrones orbitando este núcleo cual Luna girando alrededor de la Tierra. Los más curiosos también sabrán que protones y neutrones a su vez se componen de otras partículas más pequeñas llamadas quarks y que por tanto todo objeto con que nos topemos en nuestro día a día lo conforman simplemente un aglomerado de quarks up y quarks down ("confinados en un núcleo central"), y electrones orbitando dicho núcleo.
El que tenga algún tipo de estudio superior en alguna rama científica (o el que sea extremadamente curioso) también reconocerá que esa "órbita" del electrón alrededor del núcleo es metafórica, y que la mecánica cuántica nos indica que más bien el electrón se encuentra en un estado difuso de estados superpuestos conformando una especie de niebla de probabilidad (algo así como si la Luna no girase realmente la Tierra, sino que estuviese al mismo tiempo en todas las posiciones energéticamente permitidas dado el potencial gravitatorio).
Sin embargo, y a pesar de todas las aproximaciones que llevamos hechas, resulta que la materia realmente no es nada de todo lo dicho arriba. La física moderna posterior a los años 30 del pasado siglo avanzó mucho más el asunto, pero no obstante la divulgación científica tradicional permanece varada en una explicación anterior a este periodo. Es decir, que lo que hemos comentado arriba (con excepción del concepto de quark) es simplemente lo que decía la física tras la revolución del primer par de décadas del siglo XX, y lo que suelen contar los libros y documentales que tratan el tema. Pero hoy día, y pese a que no sea un conocimiento bien extendido entre el público no especialista, se comprende que lo dicho antes es una (mala) aproximación que apenas sí se mantiene si no es como mera metáfora.
Pues entonces resulta que las partículas no son sustancias de naturaleza independiente, y resulta que no se mueven por entre el vacío...puesto que el concepto de verdadero vacío no existe como tal. Se dice en la jerga física que las partículas son en realidad excitaciones de un campo cuántico. Y es cierto que el hecho de utilizar estos "palabros" es precisamente lo que normalmente detiene a la divulgación científica de ir mucho más allá del concepto tradicional de átomo, pero vamos a intentar explicarlo a continuación de una manera sencilla y visual. No hay que tener miedo:
1) El concepto de campo simplemente hace referencia a las propiedades de cada posición del espacio. Un ejemplo de campo podría ser la temperatura de la cocina de tu casa. Cada posición de tu cocina tiene una temperatura distinta. En este caso la propiedad a determinar del campo es un único número (escalar) para cada posición: la temperatura. Se trata de un ejemplo de campo escalar (1 número es suficiente). Si hicieran falta más números para explicar un campo en cada posición espacial hablaríamos entonces de campo vectorial, un campo tensorial, etc. Y el hecho de que estos campos sean cuánticos simplemente significa que su dinámica (el modo en que se comporta) depende de las propiedades de la mecánica cuántica.
2) La física moderna nos cuenta que lo que en realidad existe (la sustancia básica) en el mundo no son partículas y vacío separándolas (i.e.; la vieja idea de Demócrito), sino campos como los arriba descritos. Estos campos esenciales son espacialmente infinitos e infinitesimales, llenando de este modo todo el espacio del Universo sin dejar hueco para un verdadero vacío. Cada campo es pues una especie de sustrato que se comporta como una colección infinitesimal de números que describen cada posición del espacio.
3) Existe como mínimo un campo cuántico por cada partícula conocida: así pues tenemos un campo para el electrón, el campo de Higgs, el campo del quark up, el campo del quark down, el campo del muón, etc.
4) Cada uno de estos campos se puede entender como si estuviesen compuestos por una infinidad de pequeños "muelles" unidos entre sí. De este modo podemos diferenciar dos tipos de "movimientos": el que hace cada muelle individual al vibrar (estirarse y contraerse a distinta velocidad), y el movimiento de traslación del conjunto de muelles conforme se alteran unos a otros mediante sus "impactos" (de manera similar a como una ola es el resultado ondulatorio de la agitación y vibración conjunta de cada molécula individual de agua).
5) Estos campos (los números que representan cada posición del espacio en realidad, como era el ejemplo de la temperatura de la cocina) presentan por lo tanto ondulaciones (cambios numéricos siguiendo funciones senoidales) que vibran a distinta intensidad, y que se trasladan por entre el espacio de manera similar a como el mar presenta olas de distintas alturas moviéndose a distinta velocidad por su superficie (aunque aquí como vemos lo que se mueve son valores numéricos siguiendo funciones matemáticas).
6) Pues bien: se entiende e interpreta desde la física (llevando quizás demasiado lejos a la metafórica) que la "altura" e intensidad de una onda dentro de un campo cuántico representa cuántas partículas del campo concreto existe en una posición concreta del espacio, mientras que la velocidad de traslación de dicha onda va a representar la energía (momento) que poseen estas partículas.
7) Y muy importante: una posición del espacio que no contenga ondulación alguna se dice que está en reposo (en su estado fundamental), pero que no está vacía. Es decir, que aunque NO existen partículas como tal puesto que no hay ondulaciones en el sentido del punto 6), sí que existe en cada posición infinitesimal del espacio esa sustancia (numérica) que conforma el propio campo y que aún en su estado fundamental presenta cierta vibración y potencial mínimo, remanente del principio de incertidumbre de la mecánica cuántica.
8) Las partículas de un cierto tipo son como vemos excitaciones ondulatorias del campo cuántico al que pertenecen, de manera que el sustrato y la sustancia del mundo no es la partícula en sí, sino esa especie de propiedad (numérica) ubicua que denominamos campo.
9) Finalmente comentar que los distintos campos interaccionan (se acoplan) entre sí dando como resultado lo que normalmente se conoce como fuerza. Es decir, que una fuerza no es ni más ni menos que el hecho de que una ondulación de cierto campo "tropezó" con una ondulación de otro campo distinto dando como resultado una perturbación que acaba modificando el estado de los campos implicados en el proceso.
10) El modo (probabilidad) en que los campos se acoplan entre sí (el resultado de las interacciones), además del modo en que las ondas de cada campo se mueven (su dinámica) vienen determinadas por las matemáticas de lo que se conoce como el modelo estándar de partículas. Estas matemáticas permiten determinar la fenomenología microscópica (calcular la manera en que los valores numéricos de los distintos campos van a variar) con una precisión de decenas de decimales.
Es posible que muchos hayan abandonado el artículo antes de llegar a este punto, pero para los valientes voy a terminar proponiendo un ejemplo práctico básico, metafórico y aproximado de lo que se mueve en realidad entre bambalinas en la base esencial de este mundo nuestro que todos pensamos conocer mejor de lo que en realidad es el caso:
Traslademonos por un segundo al LHC (Gran colisionador de hadrones del CERN). Allí en estos momentos es seguro que una partícula de quark acaba de chocar con otra partícula de quark dando como resultado la desaparición (aniquilación) de estas dos partículas que colisionan y la aparición (creación) de cientos de otras partículas en su lugar. Estas partículas generadas son de muchos tipos: electrones, positrones, fotones, muones, etc., y son medidas por los detectores del LHC. Hasta aquí la visión "tradicional". Veamos qué ocurre en realidad:
En realidad sabemos que lo ocurrido es que por entre el infinito campo cuántico del quarks, en la posición x (situada en el laboratorio del CERN) una ondulación excitada se movía, pongamos, hacia la derecha con una velocidad muy cercana a la de la luz c, mientras que en sentido opuesto otra ondulación del campo de quarks hacía lo mismo en la posición y. En cierto instante x se hizo casi igual a y, es decir; la posición de las ondulaciones excitadas fueron muy cercanas, y por tanto la probabilidad de interacción (acoplamiento) entre ciertos campos aumentó. Las matemáticas del modelo estándar permiten que de este estado inicial (dos "ondas" de quarks moviéndose con gran energía) se termine con una gran variedad de posibles estados finales (una infinidad de alternativas de hecho).
Cada estado final posible tras la colisión va a constituir una gigantesca combinación de estados cada uno de los cuales va a poseer cierto número de partículas moviéndose de diferentes maneras -velocidad-, y la única condición para que tal estado sea posible es que se cumplan las correspondientes leyes de conservación: energía, momento, carga, color, etc. Además, cada estado final posible va a poseer una cierta probabilidad resultado de la proporción entre las distintas constantes de acoplamiento.
En resumen: que tras el choque de las dos ondas del campo de quarks el Universo determinará un estado final concreto donde estas ondulaciones originales desaparecen, y en su lugar aparecen ondas excitadas en los campos de otras partículas distintas que se van a trasladar con una velocidad determinada siempre y cuando se cumplan las leyes de conservación: es decir, que por ejemplo los momentos (velocidades) de las ondas finales sumen lo mismo que el momento de las dos ondas iniciales, etc. La probabilidad para cada estado final por último va a estar determinada por una distribución que aparece como fruto de las propias matemáticas del modelo estándar. Así pues, aunque muchos estados finales serán los que cumplan las leyes de conservación, algunos serán más probables que otros debidos a ciertas constantes y parámetros de acoplamientos.
Estos parámetros del modelo estándar, por cierto, fueron colocados ad hoc; es decir, que fueron añadidos empíricamente a mano para que la distribución de probabilidad observada experimentalmente y la predicha teóricamente coincidieran (trampa, trampilla ;) ).
Por si algún aventurero todavía continúa leyendo voy a intentar una vez más escenificar lo comentado, pero ya simbólicamente, casi como con una alegoría. A ver si logramos dejar, aunque sea a expensas de la exactitud, lo más claro posible lo que constituye eso que entendemos por mundo material:
El Universo completo está lleno de varios tipos de "mares" (campos), y cada "mar" representa un tipo especial de partícula. Cuando cierto mar no presenta excitación alguna en una posición o lugar x, se dice que está en su estado fundamental y que allí NO hay partículas (aunque sigue habiendo "algo" -el campo- y no se puede decir que en x exista un verdadero vacío). Estos mares pueden presentar como decimos ondulaciones y flujos que se mueven vibrando por entre su ser. La velocidad de traslación y el modo de vibración individual del "agua" ("muelles" siguiendo un movimiento ondulatorio armónico simple) determinarán el momento y el número de partículas en cierta posición x.
La excitación ondulatoria en estos mares se puede traspasar o ceder de un tipo de mar a otro, lo cual constituye el hecho de que una excitación preexistente en cierto mar en la posición x, se pueda convertir en una excitación en otro mar distinto en ese mismo punto x, dando como resultado el equivalente a la aniquilación espontánea de un tipo de partícula y la aparición de otra. Pero en realidad como vemos no se trata de que nada salga de la nada o desaparezca en ella, sino que simplemente las excitaciones ondulatorias se transmiten con cierta probabilidad de un tipo de mar a otro.
Estamos ya pues en condiciones de comprender que esas 3 partículas estables que vimos antes que componen todo lo que vemos en nuestro día a día (electrones, quarks up y quarks down), no son otra cosa más que vibraciones ondulantes dentro de sus mares constituyentes (campos cuánticos). La materia se reduce de este modo a ondas de probabilidad (sinusoidales) moviéndose (numéricamente) dentro de ciertos sustratos cuánticos primordiales que embeben de manera ubicua al Universo por completo desde su mismo origen.
La materia es número, es función, cambio algebraico, ondulación y probabilidad...y poco más.
menéame