¡Ah, lo maravilloso que es ser un empresario de bienes raíces en los albores del siglo XXI! ¡Los estupendos recortes de impuestos! ¡El desprecio público! Pero, más que todo, ¡las infinitas oportunidades de vender como pan caliente y de reequipar las diversas y maravillosas propiedades vacantes de Estados Unidos! Así que si dispones de un millón de dólares para entretenerte un rato, hoy puedes hallar un país plagado de notables edificaciones vacías, víctimas del deterioro y el olvido, esperando por acaudalados empresarios con grandes ilusiones.
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