La belleza de la palabra
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Duende jocoso

El azar. Ese duende jocoso de sonrisa eterna, mezcla de maldad y bondad perpetua, ajeno a todo lo humano y lo divino. Nos cruzamos aquella tarde sin destino, bajo paraguas y lluvias. Tú no tenías que estar allí, yo ni siquiera sé por qué pase por allí, simplemente pasé sin querer pasar, sin querer estar. Y te miré y me miraste. Ojos sencillos bajo lluvia silenciosa, chaparrón de sensaciones, en silencio. Y el agua caía. Pasé de largo y tú pasaste de corto. El azar. (Junio de 2017)
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Me hubiera gustado

Me hubiera gustado tanto haberte acompañado, feliz, al tendal, observando cómo volabas las sábanas, luminosas, blancas, cegadoras e inmensas, como un mundo que, en tus manos, se hinchaba de luz y alegría. Madre. Me hubiera gustado tanto conocer el bosque a tu lado: sus nidos, las hojas, los tallos, los bichos, los zorros, los charcos, el barro... Padre. Me hubiera gustado tanto que supieras ser... Hermana. Abuelo... Tú fuiste todo el amor que cabe en una mano cansada que te ofrece el agua. Pero ya no eres. Me …
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Extranjero

Te preguntan desde casa: no te quejas. ¿Cómo va? Hace buen tiempo. ¿Hay trabajo? Todo marcha. ¿Vives bien? Gano un buen sueldo. Laberintos de preguntas y respuestas divorciadas de antemano. Pero duelen las palabras cifradas en otro idioma,  las que vocea la radio, las risas de las borrachos,  las bromas de las muchachas que se guiñan cuando pasas, las muecas del tabernero o la vieja sin paciencia que te ha servido la sopa. Cuando el …
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