China ha registrado un desplome histórico en el número de matrimonios, un 20 % menos que el año anterior y la cifra más baja desde que comenzaron los registros, reflejando una transformación social y una realidad difícil de modificar. El desempleo juvenil, el elevado coste de la vivienda y la crianza, así como la evolución de las expectativas de las mujeres, han transformado las prioridades de los jóvenes. "Las mujeres pueden mantenerse solas y ya no necesitan depender de los hombres. La voluntad de casarse es mucho menor que antes".