Ritual y competencia

Descubren en México un juego de pelota decorado con murales mayas

El Instituto Nacional de Antropología e Historia ha desenterrado un campo de juego de pelota decorado con murales mayas en Dzibanché, en el estado mexicano de Quintana Roo.

Murales mayas Dzibanché (INAH)

Murales mayas Dzibanché (INAH)

INAH

Un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha desenterrado un campo de juego de pelota decorado con tres murales mayas en Dzibanché, ubicado el estado mexicano de Quintana Roo, en la Península de Yucatán.

Las excavaciones sacaron a la luz un campo de juego de pelota y, en el extremo oeste del mismo, dos plataformas decoradas con elaborados murales que representan escenas de los gobernantes de la dinastía Canek (del maya Kaan Éek, “serpiente negra”). Las serpientes entrelazadas aparecen como un motivo recurrente en todas las escenas, simbolizando a los gobernantes Canek de Dzibanché y reforzando su afirmación como linaje divino.

El primer mural muestra dos figuras que custodian un pedestal, que según los arqueólogos sostenía una estatua ahora desaparecida, junto con símbolos que hacen referencia a los gobernantes Canek. El segundo muestra figuras sobre un fondo de cielo nocturno, con estrellas, serpientes y motivos comunes en las formas de arte maya y teotihuacana. El tercero tiene escenas de criaturas mitológicas y animales asociados con las constelaciones.

Dzibanché – cuyo nombre significa “escritura en madera” – fue fundada alrededor del año 300 d.C. y se convirtió en la capital de la dinastía Canek, que conquistó y controló vastas áreas de las tierras bajas centrales durante el período Clásico mesoamericano y cuyo linaje sobrevivió hasta casi dos siglos después de la conquista española. Los arqueólogos del INAH realizaron recientemente excavaciones en la zona arqueológica de la ciudad como parte del Programa de Mejora de Zonas Arqueológicas, vinculado al proyecto del Tren Maya.

La ciudad se caracteriza por su arquitectura de estilo Petén, reconocible por edificios monumentales de gran altura, amplias plazas y una elaborada decoración en los monumentos. Algunas estructuras clave de Dzibanché son el Templo de los Cautivos, el Templo de los Dinteles y el Templo del Búho. La estructura más grande es la Pirámide de Cormoranes, construida durante el siglo V d. C. y que muestra influencias de la arquitectura teotihuacana.

El papel del juego de pelota en la cultura maya

Los juegos de pelota mayas servían como sedes para eventos que combinaban el aspecto ritual y la competición, y que simbolizaban la regeneración y la continuidad de la existencia. Los mayas practicaban una variante de este juego que compartían con otros pueblos mesoamericanos, a través del cual expresaban su devoción a sus dioses. Las reglas concretas no se conocen, pero el objetivo principal era mantener la pelota en juego usando las caderas, rodillas, codos y antebrazos.

La pelota en movimiento representaba el movimiento de los astros; por ello, cuando alguien fallaba al mantenerla en juego, era visto como un mal augurio. El juego también tenía implicaciones religiosas, ya que se interpretaba como un conflicto entre el día y la noche, una analogía de la lucha entre la vida y la muerte. Esta competición se usaba en ocasiones para resolver disputas como alternativa a la guerra.

Se suele asociar el juego de pelota con los sacrificios humanos, pero no está claro cuándo, cómo y por qué se realizaba esta práctica, ya que dicha información se deduce principalmente de los murales encontrados en los campos y del Popol Vuh, una recopilación de narraciones míticas traducidas por el fraile dominico Francisco Ximénez. Parece haber sido una práctica relativamente tardía, ya que solo se han encontrado escenas de sacrificios en murales de época tardía.